Estados Generales, Situación Política en la Revolución Francesa.
Por:
-Eddson Gómez Chavarría
-Sofía Fonseca Ramírez
La Ilustración y su influencia en los Estados Generales.
Barón de Montesquieu. Asociado con las ideas de la Ilustración. |
Por otra parte
las consecuencias producidas por estas ideas eran aumentar el odio hacia las
clases privilegiadas y despreciar a una monarquía que parecía defenderlas.
Cuando nos acercamos más a la revolución se pueden observar dos corrientes, por
así decirlo, que prepararon la revolución; Anselmo Lorenzo define estas
corrientes: la corriente de ideas, como se observa anteriormente, la cual
provenía principalmente de la burguesía y, la otra, es más bien de acción pues
esta conformada por el campesinado, llevado por su hambre y su necesidad de
mejoras en su situación económica y de algún modo, social. (1976)
Estados Generales
Retrato de Luis XVI. Realizado por Antoine-François Callet, Museo del Prado. |
El Tercer Estado
jugó un papel importantísimo en la convocatoria de los estados generales ya que
estaba conformado por un grupo bastante heterogéneo, en este grupo podíamos
encontrar principalmente: burgueses, comerciantes pequeños o artesanos, campesinos,
entre otros. Esto le permitía una visión muy diversificada con respecto a lo
que iban a pelear en la reunión.
Situación- Antecedentes
El descontento
de los campesinos y burgueses se comenzó a originar por una crisis en este
sistema pues todas las ganancias de las tierras iban directamente a los señores
feudales, no alcanzaba siquiera para la subsistencia. Además de esto los
burgueses, influenciados casi directamente con las ideas de ilustración,
querían un cambio en la política francesa pues el absolutismo reprimía muchos
derechos y libertades que podían obtener por su desarrollo económico. El
panorama se mostraba tosco ante una Francia afectada económicamente por la
guerra de los siete años y el apoyo a los norteamericanos en su libertad.
(Rudé, 1964) Dado esto se decidió convocar a los Estados Generales pues estos
eran convocados cuando el la nación tenía problemas políticos o sociales.
Con la
apremiante convocatoria a los estados generales el Gobierno se colocó a “favor”
del pueblo invitándolo a que preparara sus propios cahiers de doléances o lista de agravios esto para ir formando la
estructura que iba a tener la reunión y la conformación de reformas y cambios.
(Rudé, 1964). Los “cuadernos de quejas” tomaron especial importancia en las
votaciones. (Vovelle, 2000). Con esto también vinieron las elecciones de los
representantes en los Estados Generales, el sufragio era masculino pero no
todos los hombres del reino podían votar. Los privilegiados tuvieron voto
directo, los laicos estaban divididos en nobles laicos, los obispos y el clero
(veinticinco años, voto en persona o por representante), los canónigos y los
monjes solo podían enviar a alguien a votar por ellos. Para el Tercer Estado el
voto era más restringido y complicado, como es el caso de París en donde tenían
el derecho solo los que pagaban seis libras al año de capitation y los demás franceses que estuvieran en las listas de
impuestos, por más pequeño que este fuera, votaría. Por otra parte, el
campesinado en general no podía votar. (Rudé, 1864).
A poco tiempo
para la reunión de los Estados Generales existían varias situaciones que
presagiaban problemas, por una parte existía un miedo por parte de la nobleza
de que el Tercer Estado tuviera doble representación ya que los Estados
Generales debían de estar conformado por igual número de personas, tanto así
que el Rey Luis XVI y Necker , un consejero del Rey, convocaron a la Asamblea
de Representantes para que decidieran el futuro del Tercero , pero esta
desesperada acción no condujo a nada bueno pues esta parte de los Estados tuvo
doble representación lo que le adjudicaba un poder para luchar en contra de los
otros dos Estados. En el libro de Rudé, La
Europa revolucionaria, se cita al abate Sieyes quien en su panfleto habló
sobre el Tercer estado llegando más lejos que ninguno otro pues decía que el
Tercero era la nación misma y que nada podían hacer 200 000 privilegiados contra todo
el pueblo francés.
Reunión
4 de mayo de 1879. |
Por fin, los
Estados Generales comienzan su trabajo un 4 de mayo de 1789 con una misa de
apertura, al día siguiente el Rey inicia con un panorama nada tranquilo. La posición
que tomó el Rey fue muy supersticiosa, por así decirlo, pues consideraba esa
sesión como innecesaria, como si los problemas y crisis que se daban en toda
Francia fueran ficticios. De hecho se establecieron en algún momento las cosas
que debían tratar los Estados: examinar los impuestos, discutir la reforma de
la legislación civil y criminal, y una discusión sobre el derecho de prensa.
Nada más, sin reformas más profundas ni cambios más necesitados. Pero esto no
era lo que el pueblo quería. El pueblo quería sin duda alguna poseer tierras
para generar producciones más grandes sin tener que dar cuentas a los señores
feudales ni al Rey que al fin y al cabo constituía parte de la crisis económica
francesa. (Lorenzo, 1976) Durante cinco
semanas de negociaciones entre los mismos estados (trabajaban de manera
separada) el Tercer estado transmitía también su deseo de unir a los estados
para discutir entre todos. Pero no lo logró hasta que el 17 de junio se
constituyeron Asamblea Nacional, el primer paso en contra de los privilegiados,
la Asamblea votó que los impuestos eran ilegales y sólo serían cobrados
mientras esta institución estuviera reunida. Sin embargo pocos días después
abolió toda reforma que se había hecho y amenazó con la desintegración de los
Estados si no se seguían los lineamientos establecidos. (Lorenzo, 1976)
Reunión de los Estados Generales, 1879 |
Juramento del juego de la Pelota, 20 de junio de 1789. |
Bibliografía:
Lorenzo, Anselmo. (1976). La Gran
Revolución Francesa .Buenos Aires: Editorial Proyecciones S.R.L
Rudé, George. (1974). La Europa
Revolucionaria 1783-1815. España:
Siglo XXI de España Editores S.A. Primera Versión en Inglés 1964. Revolutionary
Europe 1783-1815. Londres:
Publishers Wm. Collins Sons and Co. Ltd, London.
Vovelle, Michel. (2000). Introducción
a la revolución francesa. Barcelona: Editorial Crítica S.L.
Mayos, Gonçal. (2007). La
Ilustración y los derechos humanos. Barcelona: Editorial UOC.